jueves, 12 de mayo de 2016

5 derechos y un deber cuando finaliza una relación (de cualquier tipo)

Las relaciones nacen, crecen, se reproducen y mueren. Todos deseamos, al comienzo una, que la muerte de la misma sea por la muerte de los que forman esa relación, pero no siempre es así. Las relaciones pueden morir por el fracaso de sus participantes en conseguir ser un equipo en el que las energías fluyan con libertad. Cuando esto ocurre las emociones nos tienden a desbordar y nublar el entendimiento, con el riesgo de que olvidemos nuestros derechos:

- Tienes derecho a que te duela el fin de la relación y a llorar por ella. ¿Por qué? Por la energía, el tiempo, las ilusiones aportadas. Porque sí. Lo que no te da derecho es a sufrir. Recuerda que el sufrimiento es la incapacidad de aprender del dolor, y por tanto el sufrimiento tiende a perpetuarse.

- Tienes derecho a tener miedo a lo que esta por venir. Las relaciones nos proporcionan un marco de referencia para entender nuestro entorno y nuestra cotidianidad. El riesgo es que creamos que este marco de referencia es único y suficiente. Si ha sido una buena relación para ti es normal que la vayas a echar de menos, pero mirar hacia atrás con nostalgia nos impide fijarnos en lo que tenemos delante.

- Tienes derecho a responsabilizarte de lo ocurrido. Es más, diría que tienes el deber de responsabilizarte de tu 50% de responsabilidad sobre lo ocurrido, ya que así podrás aprender para no repetir de nuevo.

- Tienes derecho a refugiarte en tu zona de resignación victimista. Es ese sitio en el que nos refugiamos cada uno cada vez que nos sentimos victimas de lo injustas que son las circunstancias de nuestra vida. También tienes derecho a negarte a salir por más que los que te quieren bien se empeñen en sacarte. Obviamente tienes derecho a no desear entrar...

- Tienes derecho a necesitar ayuda para gestionar cómo te sientes. Aguantar más peso del necesario puede resultar un acto de temeridad que conlleva unos intereses demasiado elevados con el tiempo. Si la familia y las amistades no te alcanzan, puedes ir a un/a psicóloga/o

- Tienes el deber de luchar por tus derechos. La ruptura de una relación comporta un reparto de lo que la relación tenía en común, tanto material como "inmaterial". Dentro de este derecho entra el consultar con quien consideres necesario, incluidos profesionales del derecho familiar. Lo has de hacer por ti y por aquellos que dependen de ti.

Evidentemente tienes derecho a todo lo que se te ocurra siempre que no entre en colisión con los derechos de los demás, aunque sea una obviedad.