martes, 27 de junio de 2017

Should I stay or should I go?

Vivimos en una época en la que se valora sobre todo el éxito, casi a cualquier precio. Podemos adquirir libros que nos prometen explicar claves desconocidas (¿?) para conseguir aquello que nos proponemos, o podemos recurrir a coachs mediáticos que nos explicarán trivialidades con la intención de que vayamos a un curso intensivo suyo que cambiará nuestras vidas...

En esta linea uno de estos coaches, Emilio Duró, puso de moda un video musical de Moby en el que un grupo de extraterrestres minúsculos llegaban a la tierra con la intención de contactar con los humanos. Como buen couch, él añadió unas frases explicativas en la parte inferior del video (no fuese el caso que alguien no lo entendiera) y le cambió la música. Yo opto por el original:


En el video se puede observar como estos pobres seres buscan sin éxito llamar la etención de gente que está más ofuscada en cosas más grandes que ellos, y por ello fracasan. Al final deciden hacer lo que se conoce como un "back to basics" y vuelven a su planeta para diseñar un nuevo enfoque y volver a intentarlo mejor.

Hasta aquí bien. El éxito es responsabilidad de quien lo busca. Puede fracasar y rendirse; fracasar y volver a fracasar haciendo lo mismo; o fracasar y buscar el éxito de manera diferente (lo cual no anula la posibilidad de un nuevo fracaso).

Y entonces Moby sacó un otro sencillo de su álbum "18" y aprovechó para contarnos qué le pasó a estos aliens en su segundo intento. Ya os lo adelanto yo: tuvieron éxito:



Ahora bien, ¿qué hacemos cuando tenemos éxito y descubrimos que no es lo que esperábamos? ¿Somos unos fracasados? ¿Cómo podemos empeorar las cosas? No hay nada peor que empecinarse en que algo que deseábamos nos satisfaga cuando no lo hace. Da igual si es un trabajo, una experiencia, un objeto o una pareja. Persistir en lo que no funciona nos hará más miserables, y nos creeremos víctimas cuando en realidad fuimos sujetos activos.

Porque, tal y como hacen estos bichitos, siempre es mejor dar un paso atrás si estuvimos más satisfechos. Es peor desperdiciar nuestra felicidad que el esfuerzo.